Entre lo "real" de la vida y lo "real" literario intervienen una serie de instancias intermedias que el novelista manipula con arte y astucia, lejos de toda pretensión de inocencia. La memoria, dice Walter Benjamin, no puede fijar el flujo del tiempo ni abarcar la infinita dimensión del espacio: se limita a recrear cuadros escénicos, capsular momentos privilegiados, disponer de recuerdos e imágene...