Cuando Arielle llegó a casa de Chardin, con el cuerpo cargado de culpa y miedo, lo único que recibió fueron cuatro normas:
No hables nunca de lo que te ocurre.
No olvides respirar.
No olvides lo que te hace sentir viva.
Y por encima de todo: evita enamorarte.
Pero quebró la primera norma, después de haber destrozado la cuarta, olvidado la segunda y aplazado la tercera.
Francia, 1955. Arielle Larue nació...