El terrorismo nos deja y nos quita cosas. ETA nos dejó casi sin cuestionar una serie de lugares comunes y falsas convenciones que le sirvieron para justificarse y reparar solo en las formas violentas ante la sociedad nacionalista. Son los mitos que matan, aquellos que, como la teoría de los dos bandos, la inevitabilidad de la violencia política o el epítome recurrente (y falso) de la ciudadanía co...