Aquella muchacha:
"—Sí no tomaras las cosas tan a pecho… —le decía ella, enojada.
El ímpetu dominador de Meri volvía a despertar. Relucían sus maravillosos ojos, tan extraños como seductores y hermosos.
—No digas eso, me molestas. Todo he de vivirlo así, pues de otra forma no le llamaría vivir.
—"El día que te enamores, será fatal.
—¿Enamorarme? —desdeñó, fríamente—. Sería absurdo qu...