En plena Segunda Guerra Mundial y en la Francia de Vichy, Marc Bloch elaboró desde la clandestinidad una de las más apasionadas, hermosas y sofisticadas defensas del trabajo del historiador y del valor de la historia, convertida ya en un clásico. Pero lejos de ser un elogio acrítico, es también una denuncia del peso de la herencia que había dado forma a la historia hasta el momento, como la del po...