Un error en un movimiento de la tijera y ¡zas! ahí va un flequillo que queda más corto de la cuenta. Un despiste con una tintura destinada a rejuvenecer que acaba en un maravilloso pelo cano, gajes del oficio de un peluquero que están a la orden del día.
Pero en un salón de belleza no todos son tijeras y tinturas. La clientela más fiel sabe que aquellas sillas, o incluso el lavacabezas, pueden se...