Debbie no sabe como pero acaba metida en un juego del que espera no salir lastimada.
Neill le propuso algo simple: explorar su sexualidad juntos, ese deseo que los consume cuando están cerca y que les quema la piel cada vez que se tocan, y ver dónde les lleva. Como amigos claro, ella no quiere enamorarse de él, sigue teniendo el gran defecto de ser capitán del equipo de fútbol....