No hay discusión de que el género periodístico por excelencia es la entrevista. Preguntar es un oficio complicado, casi un arte. Pero, sobre todo, es tener la capacidad de que alguien –famoso o no, influyente o no, poderoso o no, bueno o malo, célebre o no–, decida sentarse a hablar, a contar su historia, a quedar al desnudo. Es un gesto de generosidad con una pizca de vanidad que después queda pl...