«Londres. Donde nadie dice las palabrotas con alegría. Luces fluorescentes que me taladran los ojos en el metro. Mirar al cielo y desear que fuera el mar. Dos horas de viaje a cualquier sitio. Fatiga constante. Pero donde era fácil perderse. Una maravillosa forma de desaparecer.»
Mairéad ha dejado atrás Irlanda y su modesta familia para tratar de prosperar en Londres, una gran ciudad que no le gus...