Alicia, al despertar del coma, el primer rostro que vio fue el de un desconocido llamado Abraham. Él, al verla a ella, supo que era el amor de su vida. Fueron los días más felices de sus vidas, hasta que ella lo perdió. Triste y deprimida, siguió su vida como reportera del periódico del pueblito, conocido como La Gran Ciudad. Hasta que un día se encontró con La Fábula de Rita y Rodrigo, la manera ...