Dejando a un lado sus privilegios, los miembros de los Trastámara, los Austrias o los Borbones, por muy divinos que se creyeran, no vivieron al margen de las pasiones mundanas. La presión por asegurar la descendencia de su linaje, las conspiraciones de los propios familiares, las guerras con el resto de potencias rivales o su legado —en algunos casos, lastrado por la consanguinidad— suscitaron tra...