La enfermedad nos habla de nosotros y de nuestros sentimientos. Las dolencias físicas son el reflejo fiel de las emociones que experimentamos y vivimos.
Cuando aprendemos a escuchar a nuestro cuerpo, como si se tratara de un idioma, la enfermedad nos hablará. No será ya la malévola dama que debemos combatir a toda costa, sino la herramienta que nos permitirá entablar un diálogo con nosotros mismos...